Los primeros pobladores mesoamericanos
Los primeros pueblos en llegar a Mesoamérica lo
hicieron durante el pleistoceno, cuando los glaciares cubrían buena parte
de la superficie terrestre. El momento preciso en el que aparecieron no
es conocido, pero existe la certeza de que se produjo hace más de 15.000 años.
Estos primeros pobladores descendían de grupos que habían emigrado a América
desde el noreste de Asia, traspasando un ancho puente helado que cruzaba
el estrecho de Bering y conectaba Siberia y Alaska.
Cazaban grandes mamíferos, como mamuts y
mastodontes, usando eficaces y sofisticados venablos. También recolectaban una
amplia gama de plantas silvestres, como semillas, nueces y bayas. Vivían en
pequeñas bandas de 15 o 20 individuos. Todos los miembros eran considerados
iguales. El final del pleistoceno, hacia el 9000 a.C., estuvo marcado por los
cambios climáticos.
A medida que los glaciares se fundieron, subió el
nivel del mar, la vegetación cambió y los grandes mamíferos se
extinguieron. En respuesta a estos cambios, los grupos mesoamericanos del
periodo arcaico desarrollaron estrategias de supervivencia que incluían la caza
menor (especialmente cérvidos y conejos), recolección de plantas silvestres y
los primeros experimentos agrícolas. Gracias a esto aprendieron a plantar
muchas especies importantes como maíz, frijoles y calabazas. Una de las
primeras en ser cultivadas fue un tipo de calabaza en forma de botella que
podía vaciarse y utilizarse como recipiente para el agua y otros líquidos.
Otras importantes cosechas domesticadas en Mesoamérica durante el periodo
arcaico fueron los chiles, el tomate, el aguacate y el algodón.
Entre el 5000 y el 3000 a.C. la agricultura como
dedicación exclusiva reemplazó a la caza y la recolección en Mesoamérica, y la
gente comenzó a vivir en poblados permanentes. Algunas áreas con recursos
naturales abundantes podían mantener poblaciones estables que no tenían que
recurrir a la agricultura. Por ejemplo, en las tierras bajas ribereñas del
golfo de México y el océano Pacífico, la vida sedentaria se basaba en la pesca
y el marisqueo.
Algunas regiones montañosas -como el valle de
México, más conocido como valle de Anáhuac, en el centro del país- poseían
lagos que hacían posible el sedentarismo basado en la actividad pesquera y en
la caza de aves. No obstante, incluso estas regiones privilegiadas acabaron por
adoptar la agricultura.
Durante este primer periodo, los pueblos eran
pequeñas comunidades de una docena de casas hechas con adobe y ramas (una
cubierta de varas y palos entrelazados recubierta de arcilla), con hornos para
cocinar al aire libre, talleres artesanos y almacenes. El trabajo, incluyendo
la agricultura, se organizaba con arreglo a los patrones del clan o familia
extendida. No había divisiones sociales basadas en el rango, y el mando, el
prestigio y los recursos se compartían por igual. Las diferencias de estatus se
entendían estrictamente en términos de género, edad y cualidades personales.
Hacia el 2000 a.C., al principio del periodo preclásico, la agricultura se
había extendido por toda Mesoamérica. Con el tiempo, supuso un abastecimiento
fiable y abundante de alimento, que permitió el crecimiento de la población en
la mayoría de las regiones.
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