MITOS
MESOAMERICANOS DEL MAIZ
Algunas
de las historias mitológicas del maíz
Son
muchos y muy variados los mitos que se han originado al respecto de los
orígenes de las diferentes semillas comestibles. Este fenómeno a tenido
singular desarrollo en Meso América ya que el maíz es la base alimenticia de la
región. Algunos de estos mitos son sorprendentemente similares a los de la
mitología griega o a la de la tradición judeo cristiana. Algunos argumentan que
los mitos fueron adaptados por los escribientes franciscanos, los cuales fueron
los primeros en transcribir estos aspectos mitológicos. El más conocido es el
Quetzalcoatl y la hormiga, sin embargo, se narrará uno menos conocido: El de la
diosa Xochiquetzal y su hijo.Los nahuas creían en la diosa “Flor de Quetzal” ,
que para ellos era la representación de la belleza y el amor. Se contaba que el
lugar donde vivía, (junto con otros dioses) era Tamoachan, una especie de
paraíso, en el centro de los siete rumbos del universo y por encima de los
trece cielos. El lugar estaba lleno de ríos, fuentes y árboles mágicos. Uno de
esos árboles tenía la propiedad de generar sentimientos muy intensos, a
cualquiera que tomara de sus frutos, pero no solo eso, sino que también
representaba el equilibrio de las emociones de los dioses y sus deseos. “Flor
de Quetzal” cuidaba de los hombres desde su paraíso, mientras hilaba lazos que
unían de forma invisible a los dioses con los hombres y a los hombres con las
mujeres. Sin embargo ella era una esposa ignorada de la lluvia, que no
soportaba ni perderla ni que nadie se le acercara. Por esta razón, mientras hilaba
siempre estaba protegida por unos enanos, sirvientes de la lluvia.Cansada de su
encierro uno de los cabellos de flor de quetzal se desprendió de su cabeza, con
la misión de traerle un poco de consuelo. No tardo en cumplir su encomienda
pues encontró a un hombre que le llamaban “ niño del roble” el cual era de buen
corazón. Después de unos años la diosa quedo preñada de un hijo que no era
hombre ni mujer. El niño que la llenaba de alegría fue llamada Cintéotl (dios
del maíz tierno), sin embargo este ser maravillosos, estaba acompañado de la
tragedia.Un día de esos que son muchos para nosotros, y que solo son instantes
para los dioses, llego a los lugares de Xochiquetzalli, un dios intruso “el que
se inventa a sí mismo”, aquel que lleva en sus ojos una especie de “espejo
humeante”, este dios sedujo a la flor. Poco tiempo después de esto, el árbol
mágico del equilibrio se seco y como consecuencia, la diosa de la belleza fue
expulsada del paraíso.Cintéotl creció en la tierra con el mismo amor a la
humanidad que su madre. Al pasar el tiempo, el muchacho se dio cuenta de su
naturaleza divina junto con el sufrimiento natural del ser humano, incrementado
por la necesidad y el hambre. Comprendió que la única forma de solucionar, en
algo ese sufrimiento era por medio del sacrificio. Decidió enterrarse el mismo
bajo la tierra, sabiendo que después renacería. Casi en forma inmediata después
de su muerte;de sus cabellos surgieron las plantas de algodón, de sus orejas y
nariz salieron las semillas del fríjol, del maíz y de la punta de sus dedos
diferentes especies de camotes.Los nahuas lo adoraban como un dios renaciente y
constante.
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